Mis historias diminutas: abril 2013

miércoles, 24 de abril de 2013

Esa mañana la cafetera preparó un cuarto de la ración, la lavadora detuvo el centrifugado y el cajero retuvo la tarjeta. Inició la rebelión. ET

Inundada de oscuridad, asomó la cabeza por la única ventana y logró ver florecer las magnolias. Su resquicio blanco de esperanza. ET

Su cuello perlado de sudor latía sobresaltadamente. Al sentir el filo de la guadaña sobre su piel, desorbitó los ojos. ET

Las magnolias salieron de sus capullos. Emergieron. ET

La máquina tenía la habilidad de convertir los nudos y vacíos en belugas; y así hizo un mundo lleno de sirenas. ET

(hoy salieron dos)

Respiró, abrió los ojos y continuó. ET

En el pasillo tropezó con un viejo que se lo recordó. Parpadeó. Ya no era él. Sonrió. ET

Con un solo dedo marcaste tu desprecio en mi pecho: tristeza, abandono, dolor y angustia. Pero la sincronía de tu mano te señaló con tres. ET