"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin". Jorge Luis Borges, Siete noches.
lunes, 14 de noviembre de 2016
14 noviembre 2016
Como si fuera de manufactura suiza el "buenos días" sonaba exacto, diario, continuo, mecánico, frío y objetivo. Ansiaba la imprecisión. ET
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