En el libro de los muertos, el perro secaba lágrimas; pero una noche siguió la Luna. Sediento, bebió agua de mar.
Elisa T Hernández
"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin". Jorge Luis Borges, Siete noches.
Su poderosa armadura verde no lo protegería de aquel estruendoso remolino mecánico. No podía huir más rápido. ¡Crac! Brisa de hemolinfa.
Elisa T Hernández