"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin".
Jorge Luis Borges, Siete noches.
jueves, 19 de febrero de 2015
19 febrero 2015
Como la espuma de la ola que se rompe en el acantilado se
desvanecía en un vaivén y existía para siempre diluida en la salada inmensidad. ET
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