"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin".
Jorge Luis Borges, Siete noches.
domingo, 10 de enero de 2016
10 enero 2016
Él se bañó con sangre de dragón para estar protegido; ella se sumergió en miel para ser inmune a él. ET
Fortaleza
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