"Siempre he sentido que mi destino era, ante todo, un destino literario; es decir, que me sucederían muchas cosas malas y algunas cosas buenas. Pero siempre supe que todo eso, a la larga, se convertiría en palabras, sobre todo las malas, ya que la felicidad no necesita ser transmutada: la felicidad es su propio fin".
Jorge Luis Borges, Siete noches.
lunes, 2 de mayo de 2016
2 mayo 2016
Siempre pensó que abrazar un gato amarillo sería como tener
el sol entre sus brazos. Olvidó que también tendría uñas y colmillos. ET
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ResponderEliminar...Olvidó que tanto amor la quemaría.
ResponderEliminarAsí es, se quemó todo(a).
ResponderEliminar<3
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ResponderEliminarJajaja
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